Los romanos eran hombres de ciudad y de campo, no frecuentaban las altas montañas. Las legiones preferían luchar en terreno plano, donde eran casi invencibles y está muy poco documentada la existencia de tropas adiestradas para combatir en zonas montañosas.
De hecho los peores enemigos de Roma fueron los que dominaron las montañas como Aníbal, Espartaco o los astures y cántabros. Las construcciones romanas en puntos muy elevados no son abundantes y en los picos montañosos prácticamente inexistentes. Además, las montañas eran lugares habitados por seres divinos o legendarios a los que era mejor no molestar.
Por eso el reciente hallazgo de una ocupación romana en el Pirineo catalán a 2.150 metros de altura resulta algo extraordinario.
Se trata de una cabaña estacional (de verano), que ha sido excavada en el recinto, ubicado en el valle de la Coma de Vaca (Queralbs, Ripollès). Ha aparecido una gran cantidad de cerámica, alguna de inmejorable calidad como la roja sigillata africana, que permite datar el yacimiento de finales del siglo I al II a.C.
Esta insólita presencia romana a tan altura se relaciona con una actividad ganadera especializada, seguramente una quesería. Se trata de un recinto de unos 25 m2 de suelo de tierra apisonada y techo vegetal. Los romanos explotaban también en la alta montaña, la resina de pino negro, que servía para impermeabilizar el cuero, la madera o los barcos.
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