“pero cuando llegaron a Jesús, como vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas; pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua”. Juan 19, 33-34
El estudio médico-forense realizado conjuntamente sobre el Sudario de Oviedo y la Síndone de Turín no solo reafirma que ambas prendas envolvieron a la misma persona, sino que además ésta, cuando ya era cadáver y estando en posición vertical, sufrió una herida penetrante que le atravesaría el hemitórax derecho, con entrada por el quinto espacio intercostal y salida por el cuarto, próxima a la columna vertebral y la escápula derecha, dejando marcas de coágulos de sangre y de líquido pleuro-pericárdico en ambas prendas (en la Síndone Sábana Santa por su contacto con los orificios de entrada y salida, y en el Sudario de Oviedo con el de salida).
Los estudios sobre el Sudario de Oviedo están dirigidos por investigadores de la UCAM, el Instituto de Medicina Legal de Murcia, el Centro Español de Sindonología (EDICES), el Centro de Internacional de Sindonología de Turín y otros investigadores.
La investigación llevada a cabo se compone de estudios antropométricos, criminalísticos, anatómicos y anatomo-patológicos de la Síndone y el Sudario, y sus resultados suponen nuevos avances del equipo de investigación de la UCAM que viene estudiando el Sudario de Oviedo y que ya anteriormente encontró otras evidencias de que ambas prendas envolvieron a la misma persona, siendo clave para ello la utilización del microscopio electrónico de barrido de esta Universidad. A través de él se han hecho estudios de la sangre, presencia de pólenes, conservación del material textil (lino) y determinación de contaminantes orgánicos e inorgánicos.
“las manchas de sangre en las que hemos trabajado siempre han estado ahí, pero nadie las había estudiado, y son las únicas de esas características. Hasta el momento se habían atribuido a marcas ocasionadas por heridas de flagelación”.
Las manchas advertidas por los investigadores y en las que se centra el estudio comparten características comunes y son muy diferentes del resto, tanto por su morfología y complejidad tras su análisis macroscópico, con una alta concentración hemática en el centro y un cerco más claro y perfilado. Esta mancha además se vuelve invisible si se observa bajo un filtro infrarrojo, como es habitual en las manchas ocasionadas por sangre cadavérica, al contrario de lo que ocurre con la sangre vital (las marcas puntiformes por ejemplo, fruto de las lesiones atribuidas a la corona de espinas). Solo hay en el Sudario otra mancha de similares características, denominada “Mancha en acordeón”, atribuida al mismo origen maculante y consecuencia de haberse plegado el tejido varias veces en forma de “presilla”, quedando sobre el anverso de la gran mancha central.
El estudio médico-forense describe con todo detalle los tejidos y órganos que atravesó el objeto punzante en su hipotética trayectoria. Recoge además que “especialmente la aurícula derecha del corazón, en cadáveres de personas que han sufrido una larga agonía, con mucha frecuencia presentan grandes coágulos de sangre, muy similares a los que formaron la mancha del costado de la Síndone de Turín”. Así como que “al atravesar el pulmón derecho, el arma se abrió paso también a través de las vías aéreas intraparenquimatosas y, como consecuencia, parte de los fluidos orgánicos mencionados se abrieron paso de este modo en una trayectoria ascendente, como consecuencia de la presión intratorácica ocasionada por la energía cinética que el avance del arma trasmitía al cadáver; estos fluidos viajaron a través de las vías aéreas superiores y finalmente se emitieron también por la boca y nariz del cadáver, ocasionando nuevas manchas en estas áreas en el Sudario de Oviedo. Por supuesto, al retirar el arma, también salieron estos fluidos por los orificios de entrada y salida”.
Se avala así la hipótesis de que quien administró este “golpe de gracia” tenía experiencia, pues al colocar la hoja del arma en posición horizontal podía evitar fácilmente las costillas, sin tener que intentarlo en varias ocasiones, algo que aparentemente no ocurrió, pues no aparecen lo que se denomina en la Medicina Forense “lesiones de tanteo”.
Anteriormente a este nuevo hallazgo, y también en el marco de esta investigación, se descubrió en el Sudario de Oviedo un grano de polen de una planta que es compatible con la especie botánica Helicrysum Sp., también identificado en la Sábana Santa (Síndone de Turín). En la misma, se descartó que se tratara de una contaminación posterior, ya que se encuentra adherido a la sangre; es decir, que llegó a la reliquia a la misma vez que la sangre, no de forma aleatoria.
Fuente y Foto: Universidad Católica de Murcia UCAM
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