Los Fenicios habitaron en el actual Líbano, eran un pueblo semita de origen incierto. Crearon ciudades estado independientes cercanas a la costa (a partir del III milenio a.c.), que eran dominadas por monarquías hereditarias. Aunque también contaban con órganos consultivos como el Consejo de Ancianos, la Asamblea del Pueblo y diversas magistraturas como los sufetes.
Según fuentes clásicas; Hiram, uno de los reyes de Tiro, fue contemporáneo del Rey bíblico Salomón; y dado sus buenas relaciones facilitó materiales para la construcción del Templo de Jerusalén. Homero en La Odisea los llama “sidonios”.
Los Fenicios también son conocidos como “Púnicos”, es un término que significa que todo lo fenicio pertenece al mundo oriental; partiendo de lo fenicio desemboca a lo largo de la historia en el mundo cartaginés.
Las principales ciudades fenicias eran Biblos, Ugarit, Sidón, Arados y Tiro; eran ciudades que dominaron el comercio marítino (principalmente con Egipto) y las relaciones de la zona desde el III milenio a.c. hasta el s. IV a.c. cuando Alejandro Magno anexiona Biblos y Tiro al mundo Heleno.
En el primer milenio a.c. fundaron una amplia red de colonias a lo largo del mediterráneo: Chipre (el país que más restos fenicios tiene), Creta, Malta, Túnez y España. En el año 814 a.c. bajo el patrocinio de Tiro fundan su colonia más famosa: Cartago (Qart-Hadasht), la cual irá imponiendo su hegemonía sobre las demás. También pasaron por Portugal llegando hasta Galicia.
Eran politeístas. Y cada ciudad rendía culto a una divinidad principal con la que se identificaba. Aparte de sus Templos y Santuarios, algunos lugares podían ser considerados sagrados como montañas, bosques, cuevas, ríos y manantiales. Curiosamente sus dioses son agrarios y no marinos, lo que demuestra su origen de pueblo continental.
Son los inventores, adaptadores y difusores del alfabeto. Hasta entonces las escrituras que dominaban oriente eran los jeroglíficos egipcios y el cuneiforme babilónico. Estas escrituras tenían el defecto de transcribir a la vez sonidos e ideas, lo que las hacían difíciles de aprender. Los fenicios: prácticos y realistas, crearon un alfabeto con 20 ó 30 signos consonánticos; que fue heredado por los griegos, los cuales adjuntaron las vocales. Es inútil insistir sobre la importancia de este decisivo progreso.
Eran un pueblo muy desarrollado tecnológica y artísticamente. Trabajaban los metales, el marfil, la piedra y por supuesto la cerámica. También tocaban otros sectores productivos como la pesca (del atún) y los salazones (Garum).
Aunque hay que puntualizar que los fenicios no eran creadores como los sumerios o los griegos, sino más bien divulgadores como la mayoría de los semitas. Su arte no posee ninguna característica verdaderamente original, solamente refleja las tendencias de la época.
Considerados los mejores navegantes de la historia: el mediterráneo era conocido como “Lago Fenicio”. Hay fuentes clásicas que narran como los fenicios llegaron a circunvalar el continente africano. Por la noche se guiaban por la osa menor. Su fama de comerciantes fue el principal motivo por el cual llegaron a las costas españolas, principalmente buscando metales (la famosa plata tartésica). Por este motivo comercial fundaron sus colonias hispánicas. La fundación de Cádiz (Gadir) ha quedado fijada hacia el 1100 a.c. 48 años después de la destrucción de Troya.
Gadir, es consideraba la ciudad europea más antigua. La finalidad de su fundación fue para penetrar en el ámbito comercial de Tartessos, y estaría protagonizada por Tiro y Sidón. Cuanto menos desarrolladas estuvieran las culturas indígenas, más facilidades encontraban los fenicios para comercializar. Hay algunas fuentes que identifican la Tarshish (significa: país de las piedras [de los metales] preciosas) bíblica con el Tartessos hispano.
Un viaje entre Tiro y Cádiz podía durar unos tres meses. A parte de sus barcos de guerra, fabricaban dos embarcaciones para uso comercial: el gôlah, lento y con gran capacidad de carga y el hippos, más rápido pero con menos autonomía.
Los productos con los que comerciaban iban desde: el incienso y la mirra de Arabia, maderas y especies de la India, cedro del Líbano, lino y algodón de Egipto, plata y cereales de España, cobre y mármoles de Grecia, hasta los famosos tapices de Asiria.
Llegaron a extender sus empresas comerciales hasta Gran Bretaña, de donde traían estaño; y las costas del Mar Báltico que eran ricas en ámbar.
Fuentes:
Historia de la Antigüedad. Paul Petit. París, 1962.
CLIO, Iniciación al Estudio de la Historia. Dr. Rafael Ballester y Castell. Tarragona, 1931.
La Colonización Fenicia en la Península Ibérica: 100 años de investigación. José Luis López Castro.
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