El primer día Jerjes lanzó contra los griegos a los contingentes medos y cisios. La superioridad táctica y armamentística de las falanges helenas quedó de manifiesto.
En palabras de Heródoto entre las filas medas y cisias “había muchos combatientes pero pocos soldados”. Tras la primera humillación, Jerjes no dudó y mando atacar a “Los Inmortales”, un grupo de élite que era su guardia personal. Los helenos, con sus lanzas griegas y sus maniobras de combate, aguantaron a “los inmortales” hasta terminar con ellos.
Enfurecido ante el desastre, Jerjes, quiso cambiar de estrategia y ordenó a su flota que se enfrentara a la ateniense para así intentar desembarcar en la retaguardia de Leónidas. La batalla naval quedó en tablas y así concluyó el segundo día de combates.
En el momento en que el rey persa se encontraba más desesperado, la caprichosa fortuna se alió con él. Un lugareño llamado Efialtes, desveló al Gran Rey como rodear al ejército griego por un paso secreto entre las montañas, la “senda Anopea”. Los griegos terminaron rodeados, no había solución. Leónidas tomó una decisión que le hizo pasar a la posteridad: ordenó a sus aliados que se retiraran aún cuando estaban a tiempo, no quería que participaran en aquel suicidio colectivo. Los mandó a sus ciudades para que prepararan la defensa de Grecia, cuando cayera el paso de las Termópilas. Y allí se quedó con la mayoría de sus 300, los que habían sobrevivido hasta el momento.
En la madrugada del tercer día cayó Leónidas. Antes, habían muerto más de 20 mil persas. Jerjes pasó por las Termópilas, pero se encontró con un espectacular ejército heleno reconstruido bajo la admiración a Leónidas y a sus espartanos. Un mes después los griegos vencieron a Jerjes en la batalla marítima de Salamina y un año más tarde, aniquilaron definitivamente al ejército persa en la llanura de Platea.
Batalla de Salamina – barco griego (Wikimedia) pic.twitter.com/Ev0iSpMow8
— Info (@AHRIQS) 4 de septiembre de 2017
sofia says
que buena historia!